Bachillerato Popular Tablada: Militancia y educación para crear un presente mejor en los territorios atravesados por la violencia en Rosario
Norma Silvana Lanciotti y Laura Scoppetta / Docentes del Bachillerato Popular Tablada, Rosario. |
Cuando llegué al lugar mi deseo era terminar la secundaria, y me encontré con un espacio lleno de voluntades y diversas realidades donde entre todos nos ayudábamos para aprender y enseñar. La obtención de un título abre puertas, habilita a seguir estudiando, posibilita mejoras laborales, nos hace un ejemplo para otros. En definitiva mi experiencia como alumna, me hizo enamorar del espacio, de las personas, del proyecto colectivo que patea un poco el tablero de la educación convencional. Y por eso me sumé a la propuesta, para que otros también puedan contar con más y mejores posibilidades. En 5 años me gustaría verlo estallado, con voluntades de ambos lados, que nos quede chico el espacio por la cantidad de alumnos. Que haya mas gente con ganas de transmitir sus conocimientos. Que se pueda repetir la experiencia en cada barrio popular. Estoy convencida de que ese es el camino. Porque nadie se salva solo.
Andrea Wille Bille. Graduada promoción 2021 y actual profe del Bachi
En 1875, comenzó a formarse Villa Manuelita en los alrededores del Matadero Municipal a orillas del río Paraná. Con el arribo de familias provenientes de otras provincias que se ocupaban del procesamiento de los desechos ganaderos, nació allí, el núcleo más antiguo del barrio Tablada en Rosario, cuyo perfil obrero e industrial se consolidó con la instalación de los frigoríficos en el sur de la ciudad. Mojón de las luchas y resistencias del pueblo rosarino, 150 años más tarde, Villa Manuelita se ha convertido en un territorio olvidado por el Estado. Al igual que en otros barrios populares, sus habitantes sufren el abandono de los gobiernos y la violencia de las bandas, no tienen acceso a redes formales de servicios públicos, y tampoco tienen escuelas para poder finalizar sus estudios secundarios.
A comienzos de 2013, un grupo de compañeres que militaban en el Movimiento 26 de Junio abrieron un pequeño local en Villa Manuelita con el objetivo de crear un centro educativo, social y cultural para que las vecinas y vecinos del barrio pudieran terminar sus estudios secundarios y de este modo, contribuir a generar un espacio donde el trabajo comunitario renueve la esperanza en un futuro. Así abrió sus puertas el Bachillerato Popular Tablada.
Las referencias que influyeron en la creación del “Bachi”, como se lo conoce popularmente, fueron los bachilleratos populares que habían surgido en la provincia de Buenos Aires como respuesta a la crisis del 2001, y la cercana experiencia de la ETICA (Escuela del Territorio Insurgente Camino Andado), que funcionaba desde 2011 en el barrio Nuevo Alberdi de Rosario, como práctica política y educativa del movimiento social Giros.
El mismo año en el que nació el Bachi, los movimientos sociales -M26 y Giros- se unieron para crear Ciudad Futura, el primer partido de movimiento de la ciudad de Rosario. En los años siguientes, el Bachi y la ETICA se definieron como escuelas de gestión social. Como tales, son proyectos estratégicos articulados al programa Hacer Ciudad de Ciudad Futura, que consiste en construir en forma solidaria y comunitaria una educación, una cultura, una sociedad y una ciudad más justa e igualitaria, sin esperar a ser gobierno.
El Bachi: una escuela de gestión social.
¿Qué significa la gestión social de la educación? Implica no solamente desmarcarnos de la idea binaria de que el mercado o el Estado pueden garantizar el derecho a la educación, sino también hacer escuela de formas distintas a las tradicionales. Significa pensarnos como institución enraizada en el territorio; permeable y atenta a lo que allí sucede, sin estructuras rígidas, sin jerarquías verticales o personalistas. Significa, además, romper con la idea de que el monopolio del saber se encuentra concentrado en la figura del docente, para dar lugar al no-saber como posibilidad de construcción de un nuevo conocimiento, y abrir el diálogo con los saberes populares no hegemónicos. Además del trabajo en parejas pedagógicas y la utilización de herramientas de la educación popular, promovemos una dinámica de sociabilidad entre profes y estudiantes que implica el involucramiento y el protagonismo personal y colectivo para la toma de conciencia y la acción. La participación comunitaria y democrática en la toma de decisiones son parte constitutiva de la experiencia, que se representa en la realización de asambleas periódicas y en la apertura de los espacios de planificación y de acción para que estudiantes, docentes y vecinas/os del barrio intervengan en la organización y en los proyectos del Bachi.
A lo largo de más de once años de historia, el Bachi fue construyendo organización e infraestructura. Mediante el trabajo comunitario, se construyó un edificio de dos plantas que pudiera alojar a los tres años de cursada, una cocina amplia y un salón de usos múltiples para desarrollar actividades para la escuela y para el barrio. La presentación a distintas convocatorias a subsidios nos permitió disponer de equipamiento y muebles adecuados para las actividades educativas, sociales y culturales. En términos organizativos, se fueron creando una mesa de coordinación y distintas comisiones para desarrollar las tareas de manera más eficaz. En las comisiones pedagógica, de mantenimiento y de finanzas se alienta la participación de nuevos integrantes del colectivo y la rotación en las funciones. Después de varios años de lucha y movilizaciones a la sede del Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe, se logró primero, el otorgamiento del título secundario para nuestras egresadas y egresados; luego, el reconocimiento de la escuela como anexo de la Escuela ETICA, y finalmente, la formalización de anexo y la incorporación de horas docentes a nuestra institución.
Al mismo tiempo, se desarrollaron espacios orientados al acompañamiento y atención de las problemáticas sociales y de salud que afectan profundamente a quienes estudian y viven en el barrio. En el espacio del semillero, nuestro dispositivo de salud mental y derechos, compañeras psicólogas y trabajadoras sociales brindan asesoramiento a estudiantes y familias sobre temas legales, administrativos y personales que puedan afectar su permanencia y tránsito por el Bachi.
¿Cómo gestionar el acompañamiento en territorios estigmatizados? La creación de la CAAC.
El semillero constituyó una experiencia fundamental que antecedió a la apertura de nuestra Casa de Asistencia y Acompañamiento Comunitario (CAAC) en 2021. Surgida a partir de un convenio con la Sedronar -y pensada y gestionada en conjunto con la ETICA-, la CAAC ha puesto en marcha un conjunto de dispositivos (espacios de jóvenes, niñes, preadolescentes, mujeres, primera escucha) que nos permitieron consolidar y expandir nuestra presencia en el territorio y trabajar con otras grupalidades.
La articulación de escuela y CAAC es clave para elaborar nuevas respuestas a la violencia sistemática que acecha a Rosario, y particularmente a Tablada, que tiene como blanco central a jóvenes de los barrios populares. El narcomenudeo es una práctica común en el barrio desde que abrimos el Bachi, y las prácticas violentas asociadas a esta actividad nos han arrebatado a estudiantes, amigos, hijos y hermanos, asesinados con armas de fuego.
Aquel barrio de Tablada, identificado históricamente como un barrio obrero ligado a la industria de la carne y a la actividad portuaria, ha sido transformado por los discursos oficiales y por las representaciones de los medios masivos de comunicación en un locus de violencia social donde prosperan las economías delictivas. Este imaginario profundiza la fragmentación socio-territorial y acentúa los procesos de criminalización de sus habitantes. En ese sentido, la profusión de imágenes vinculadas a la relación violencia-delito actúa como proceso estigmatizante y como atributo desacreditador hacia estudiantes y habitantes del barrio.
El aumento del tráfico de drogas en Rosario adquirió especial intensidad en Tablada y particularmente, en Villa Manuelita, contribuyendo a destruir los lazos sociales y aumentando la vulnerabilidad de las personas. La ausencia de políticas públicas terminó por fijar un imaginario según el cual Tablada es un territorio en lo que lo único que hay son narcos. Un territorio peligroso. Esta estigmatización afecta poderosamente a sus habitantes.
El trabajo de acompañar a las familias y a la vez, deconstruir críticamente la estigmatización social que pesa sobre las y los jóvenes de los barrios populares, está en los orígenes del Bachi. Nuestro espacio surgió como una respuesta frente a la demanda creciente de jóvenes y adultos por finalizar su educación secundaria, pero también como una apuesta por pensar y crear un espacio de construcción colectiva, de refundación de vínculos sociales y lazos comunitarios, que permitiese a quienes estudian ser protagonistas de una experiencia educativa transformadora, donde se les convide a soñar, imaginar y comenzar a crear, en conjunto, otras realidades posibles.
El Bachi como espacio de referencia en Villa Manuelita.
La experiencia adquirida ha vuelto nuestra organización más compleja. No obstante, la mayor formalización y complejidad del espacio no nos hacen perder de vista lo singular de las prácticas educativas y sociales que llevamos adelante. Al mismo tiempo, la cruel realidad actual alienta la movilización permanente. En los últimos años, la situación social y política ha empeorado. El estado ha desfinanciado la atención básica en salud, educación e infraestructura en el barrio. Como contracara, nuestra presencia es cada vez más importante. Durante la pandemia, debimos organizar un plan de asistencia alimentaria, en colaboración con otras instituciones del barrio. La apertura de la CAAC permite que el Bachi esté abierto en distintos horarios de lunes a sábado, alojando actividades diversas no solo en la provisión de servicios sino también en la creación de espacios creativos y lúdicos para diferentes grupos de personas.
En 2023, el reconocimiento de la escuela en el plano formal refrendó la legitimidad social que se construyó durante más de una década. Ese fue un año de festejos que se inició con un gran festival en la calle y prosiguió con otras celebraciones, formales e informales, donde compartimos la alegría por los logros colectivos. Hoy el Bachi es una referencia no solo para quienes lo atravesaron como estudiantes y graduades, sino también para una innumerable cantidad de vecinas y vecinos, que sienten que este espacio también les pertenece.
Una gran cantidad de personas han transitado y transitan por el Bachi, Además de casi 200 egresados y egresadas que pudieron terminar sus estudios, año tras año, habitan nuestro lugar entre 30 y 50 estudiantes que cursan la secundaria para adultos. Nuevas y nuevos profes entusiastas con el proyecto se suman a los equipos pedagógicos y al dictado de seminarios sobre temas específicos. El tránsito por el Bachi es siempre un aprendizaje de vida que nos muestra que, aún en tiempos horribles, militar, resistir y construir algo que se parezca un poquito más a nuestros sueños, es posible.
Desde el Bachi le vamos a dar batalla al mal gobierno; en forma colectiva buscaremos soluciones, debatiremos propuestas; nos seguiremos encontrando para crear formas de aprendizaje poco convencionales, más libres, más participativas que nos permitan transformar la realidad; y haremos todo esto, sin perder la alegría, el amor y la responsabilidad que nos vincula con el territorio.
En tiempos de un neoliberalismo cruel que promulga que el éxito depende de la salida individual y meritocrática, esta experiencia muestra que la mejor educación es aquella que se crea con esfuerzo en los proyectos colectivos, autogestivos y solidarios. La práctica social y educativa en el territorio fortalece la cultura y la identidad de los barrios populares, como modo de resistencia y de proyección hacia el futuro.
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