¿Todo tiene que ver con todo?

¿Todo tiene que ver con todo?

En este artículo se analiza el último el episodio político judicial vinculado a la causa “vialidad”, en sus lazos con las formas de desposesión económica y política a que las sociedades periféricas son hoy sometidas.  | Carlos La Serna

Es la guerra la herramienta que tras el conflicto ruso-ucraniano produce una estrategia de desposesión que siguen los grandes grupos financieros al abrigo de la OTAN. La denuncia realizada por Robert Kennedy Jr., abogado y militante ambientalista, describe el procedimiento de los EUA en la apropiación de lo que constituye el área agrícola de mayor riqueza y potencial productivo de Europa. Desde el desconocimiento de los esfuerzos por encontrar una salida pacífica al conflicto, hasta considerar los gastos de guerra como una inversión encubierta, a la que se da la forma de préstamos, de modo tal que su devolución permite imponer a Ucrania condicionamientos económicos y políticos que sujetan su desarrollo a las imposiciones de la ortodoxia neoliberal. Se favorecen de esto modo los intereses de las grandes compañías, entre las que Kennedy Jr. Alude a Black Rock. No les parece que conocemos suficiente sobre este derrotero hacia la libertad de mercado que propagan y aplican por doquier los EUA?

Las visitas frecuentes de la general Laura Richardson,  jefa del Comando Sur de la potencia del Norte, la primera de ellas en abril de este año,  para reunirse con funcionarios del Gobierno y ratificar una alianza cuyos fines puramente económicos actualizan la consigna “América para los americanos” de la doctrina formulada por Monroe en 1823, ha declarado sin vergüenza alguna el interés de los EUA por nuestros recursos estratégicos, desde el agua y los glaciares hasta las tierras, el litio, el cobre el oro, la mal llamada Hidrovía, todos espacios en los que están interesados desde Elztain, hasta Elon Musk, pasando por el ex presidente Macri, que condiciona su apoyo al gobierno libertario a su participación en estas áreas de negocios. Dentro de esta nueva ola de desposesión del patrimonio nacional -que como mentira radical se pregona como virtuoso programa liberal- no puede dejar de aludirse entre otros al desfinanciamiento del sistema científico universitario y a los planes de privatización y/o franco deterioro financiero y funcional de Aerolíneas Argentinas, del sistema de transporte ferroviario, del complejo que constituyen INVAP, Arsat, CONAE, cuyos desarrollos son reconocidos y crecientemente demandados por diversos estados de la comunidad internacional.

Pero las amables visitas de la amiga general, además de recibir la exagerada y melosa recepción de nuestras máximas jerarquías de gobierno, despierta las contradicciones del programa económico llevado adelante a sangre y fuego por LLA. En efecto, es ella también portadora de la preocupación por lo que denomina la “ofensiva China” sobre nuestro país y Latinoamérica. Tal ofensiva, favorecida paradojalmente por la apertura de importaciones decretada, vendría a destruir instalaciones y puestos de trabajo industriales no sólo de las PyMEs, algo que siendo reclamado por asociaciones empresarias ha tomado real estado público cuando ha sido enfáticamente tomado por el cuasi monopolio de productos derivados del acero que representa Techint y que lleva a sus directivos y a la Unión Industrial que gerencia en las sombras, a exigir protecciones arancelarias. Nada más, nada menos tampoco, que la expresión de los límites que cualquier economía de cierto desarrollo opone a la globalización, estrategia ésta cuyo declive está siendo materia de debates -desde la pandemia para acá-, pero fundamentalmente de programas económicos proteccionistas, entre ellos el del mismo Trump. Y como sabemos, la teoría no nace de  elucubraciones científicas, sino de la sistematización de prácticas concretas.

El escenario global, inscripto en las estrategias propias del fenómeno que ha sido denominado Imperialismo por Desposesión (David Harvey, 2005), se vincula estrechamente al aparentemente indetenible deslizamiento hacia un orden multipolar. Tal acontecer no puede dejar de relacionarse con lo que a otra escala toma otra vez impulso en Argentina, a partir del préstamo otorgado por el FMI a Macri y, oh coincidencia!, cuyos amigos-jueces, los de la sala de Casación, quieren con su adelantado fallo del día de la fecha en la causa denominada Vialidad, condenar a prisión, pero sobre todo proscribir a Cristina Fernández de Kirchner, cuyo compañero impidió la firma del ALCA, canceló la deuda con el FMI, estatizó los fondos de pensión, impulsó los juicios a los responsables del genocidio perpetrado por la dictadura cívico-militar-religiosa, llevó adelante políticas de reparación de las violaciones y daños sociales y personales así producidos.

Muchos pensamos que Cristina se equivoca con la interna del PJ, decimos que no se promovió la democratización de esta fuerza política, considerando que es ésta una principal bandera de disputa frente a un régimen que hace de un nuevo totalitarismo su forma de gobierno. Ello puede ser así. Pero, pero nos olvidamos que el macrismo hizo del lawfare la herramienta por la que puso a la justicia al servicio de la lucha política, haciendo de ésta un espacio cuasi mafioso que se nutrió de más de 500 denuncias. La multiplicidad de causas así creadas fueron cayendo poco a poco, hasta llegar al caso de la obra pública que concluyera en una condena que no pudo probar objetivamente ninguna de las acusaciones esgrimidas, resultando su fallo una de las mayores ofensas contra el estado de derecho.

Muchos pensamos que Cristina se equivoca con la interna del PJ, decimos que no se promovió la democratización de esta fuerza política, siendo ésta una principal bandera de disputa frente a un régimen que hace de un nuevo totalitarismo su forma de gobierno. Ello puede ser así. Pero, pero nos olvidamos que el macrismo hizo del lawfare la herramienta por la que puso a la justicia al servicio de la lucha política, haciendo de ésta un espacio cuasi mafioso.

La persecución de la cual es víctima, ha pasado por un fallido atentado cuya tramitación judicial sobre los posibles responsables -de apellidos ahora encumbrados en el Estado libertario- duerme en los cajones de la jueza Capucetti. Por qué esta descarnada obsesión que lleva al Estado de Excepción, del cual el lawfare es su herramienta de materialización?.  Porque CFK fuera parte de aquel primer gobierno de Néstor Kirchner, porque en su paso por la presidencia interpela a los medios concentrados, a la justicia adicta, a la iglesia, a los terratenientes, porque genera programas inscriptos en el avance de los derechos sociales (Procrear, Asignación Universal por Hijo, Moratoria jubilatoria, etc.).

Todo tiene que ver con todo, el kirchnerismo no es más que una corriente política de un partido amparado en las normas legales del sistema político. Pero es también la fuerza política que, transformaciones de por medio, puede ser parte relevante de un programa que aglutine a las fuerzas y colectivos sociales, económicas, culturales comprometidas con la recuperación de la democracia, de los derechos, de la soberanía económica y política, de la integración no alineada en un mundo multipolar. En fin, una construcción política que ponga  término al programa perverso de destrucción, explotación y entrega encaminado por la LLA. Es esta potencialidad y no otra cosa la que explica el fallo de la sala de casación.

Córdoba, 13/11/2024.

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