Artivismo: cuando lo personal y lo político consiguen un acuerdo

Artivismo: cuando lo personal y lo político consiguen un acuerdo

Florencia Ferreyra | 

Tan pronto conocí la obra de Hija de la Coca (María Lucianna Aguilar)(1), en un pequeño stand de feria de Arte, tuve ese primer contacto silencioso que suele ocurrir cuando un objeto estético no evidencia completamente su riqueza, pero prenda la mirada. Por instinto me acerqué y alejé con la misma velocidad, sabiendo que una mirada a vuelo de pájaro era demasiado irresponsable, e irrespetuosa. Pasados los días tomé contacto con ella, para pedirle algunos datos de su producción. Lo que ocurrió desbordó mis expectativas. Me abrió las puertas de su morada transitoria en Córdoba y me mostró más que sus maravillosas obras.

Con voz calma y pausada me presentó los dos libros textiles “Ninfas de MRKH” Y “Muy personal”, que no sólo la trajeron a Córdoba, sino que le han permitido viajar por otras latitudes, de este y del otro lado del Atlántico. Ambos libros de importantes dimensiones, como si de enciclopedias se tratara, están completamente realizados en tela y cada página, unida en una prolija encuadernación artesanal, ofrece una delicada composición que sintetiza información textual e ilustraciones y que dan cuenta del proceso sensible de investigación.  La belleza de estos objetos es el anzuelo que a esta artista le permite contar unas historias que merecen justicia.  

“Muy Personal” Libro textil. 2024

Mientras recorría entusiasmada las páginas de cada uno, Lucianna relataba que el primero, realizado en 2018, fue su examen de ingreso a la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú. Para su realización, tomó contacto con mujeres que no tenían un útero que le confirmara al mundo su autenticidad femenina, con todo el dolor que conlleva ser portantes de un tabú tanto para los sectores más conservadores del patriarcado, como para los feminismos esencialistas. Las páginas, elaboradas con las telas que una mujer de su entorno afectivo le regaló, compila información científica sobre diversas condiciones que hacen que una mujer nazca sin útero, que no desarrolle biológicamente el mismo más allá de su primera infancia, o que lo pierda por intervenciones médicas.  Allí comparte testimonios de quienes le confiaron sus experiencias, sus temores, sus dolores, pero también la afirmación de una identidad que desborda los cánones. Como corolario, la artista propone otra forma de representarse la capacidad reproductiva femenina: ya no un útero gestante, sino una mente capaz de crearse mundos de belleza y supervivencia a través del arte.

En “Muy personal”, realizado en 2024, Hija de la coca recupera la memoria de la violencia ejercida sobre mujeres indígenas y campesinas del Perú mediante la campaña de “eliminación de la pobreza” impulsada por Alberto Fujimori durante su presidencia, que implicaba esterilizaciones involuntarias. Esta pieza reúne información científica sobre el sistema reproductor femenino (tan importante para mujeres con escaso o nulo acceso a información sobre sus propios cuerpos), sobre prácticas de interrupción del embarazo, y sobre la reconstrucción histórica de hechos aborrecibles cometidos por el Estado peruano entre 1990 y 2000. Una minuciosa tarea la llevó a desentrañar los archivos de las intervenciones médicas llevadas a cabo durante dicha campaña; también las resoluciones del Poder Ejecutivo para la implementación del plan, presentado como una potencial herramienta de empoderamiento para mujeres pobres. Realizó entrevistas a muchas supervivientes que habían pasado por esas intervenciones, y recogió testimonios de la violencia, la manipulación y la coerción de la que fueron objeto por parte de quienes decían cuidarlas. Las esterilizaciones se realizaban en los únicos centros de salud a los que estas mujeres podían acceder. Muchas no eran hispanohablantes, por lo que los consentimientos informados que firmaban (cuando los hubo) no debieran haber tenido ninguna validez. Tantas quedaron doblemente marcadas: no sólo eran marginales para una parte de la sociedad capitalista, incapaz de comprender (o tolerar) que, en las poblaciones campesinas, los hijos e hijas son parte de un sistema de subsistencia que precisa de muchas manos para la labor de grandes extensiones de tierra; ahora también eran devaluadas con el epíteto de “vientre seco” dentro de sus comunidades de pertenencia. Las que sobrevivieron a las prácticas realizadas en condiciones de salubridad reprochables, aun esperan justicia, mientras artivistas como Lucianna organizan una militancia feminista que brega por ellas y por la memoria de quienes no pudieron contarla. Como parte del colectivo “collera red”, junto a la colectiva “somos 2074 y muchas más” toman las calles para realizar la performance “somos las hijas de las mujeres que no pudieron esterilizar”, entre otras actividades que fomentan la creatividad e impulsan el reconocimiento de derechos de mujeres. (2)

La elección de la costura y el bordado como técnicas enseñadas tradicionalmente por y para mujeres, es un elemento central para la apreciación de estas obras. Lo es también la combinación de los colores blanco y rojo, en alusión a la bandera peruana. Como objetos artesanales suscitan admiración por la dedicación con que han sido elaborados, y en el proceso de deleite sensorial, una se encuentra tanto con lo aberrante como con la reivindicación de derechos humanos básicos: la agencia sobre el propio cuerpo. La injusticia reproductiva, narrada con aguja e hilo vehicula un mensaje horroroso al tiempo que reivindica la potencia que la práctica tiene como lenguaje. Por debajo de las Bellas Artes Liberales, lejos de los espacios legitimadores, ocupando los tiempos muertos entre las diversas tareas que implican el cuidado de otros dentro de toda comunidad, los bordados solían circular junto a los alimentos, engalanaban prendas delicadas para recibir a los recién nacidos, escenificaban situaciones extraordinarias de la vida privada como los casamientos, vestían mesas de banquetes o dignificaban la pobreza. Para muchas otras, bordar y coser ha significado la explotación laboral para la subsistencia. Y sin embargo cabe preguntarse por las derivas que las mujeres saben hacer con aquello doloroso: ¿cuántas historias han quedado engarzadas en el trazo de unas manos que anudan hilos de colores? ¿cuántas reuniones de intercambio de conocimiento han sido sustentadas por esta práctica aparentemente inofensiva?

Para finalizar, me permito aquí tomar un pequeño extracto de las palabras que la crítica chilena Nelly Richard compartió con una audiencia expectante, en el marco de su nombramiento como Dra. Honoris Causa por la UNC, que sintetizan magistralmente, el profundo sentido que señalan obras como esta:

“El feminismo es un movimiento social y es a la vez una teoría crítica, una poderosa herramienta conceptual que sirve para desmontar los artefactos de representación encargados de codificar la relación entre género, poder, autoridad cultural y dominación masculina. Al desnaturalizar los cuerpos, la teoría feminista convierte a las mujeres en una posición enunciativa que interviene provocativamente en las batallas ideológicas en torno al dominio de la significación y de la interpretación. La crítica cultural también sirve de puente de intercambio entre feminismo, psicoanálisis y deconstrucción. Un intercambio que refuta el esencialismo de un sujeto mujer cuya identidad predeterminada se postule homogénea, indivisible. Y que revela, por el contrario, que todas las identidades son incompletas al ser identidades descentradas por varios pliegues de contradicción interna que les impiden volverse sintetizable en la categoría plena de un Yo o un Nosotras”.


1- María Lucianna Aguilar es una artista peruana. Se recibió como Bachiller en Artes Plásticas y Visuales de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú, con especialización en Conservación & Restauración Textil. Centra su práctica artística en esculturas de fibra que responden críticamente a problemas socio-políticos, con énfasis en la feminidad. Ha sido galardonada con becas, como la Residencia y Exposición “Mujeres sostienen la pandemia” hijadelacoca» por BicaPlataforma (Brasil, 2022). Sus obras han sido exhibidas internacionalmente, como parte de “MyLoveisYourLove” en Every women Biennial (Londres, 2021). Además, ha contribuido con fotografías destacadas en Best of Photo Vogue (Italia, 2022) y contribuciones a MAMI Musea por Coding Rights (2019). Su práctica se extiende a la realización de talleres dentro y fuera de Perú. Desde 2018, se desempeña como activista feminista y gestora de arte-acción en espacios públicos dentro del colectivo Collera Red, donde busca generar impacto político y promover la denuncia como motor de cambio social en la sociedad peruana.

2- https://www.instagram.com/reel/C8NqOz3Pxmz/?igsh=dDR2emJrY3F4eTJr

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